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Lado Géminis hilvana, a través de distintas voces, una constelación especular donde Virginia Janza se observa, medita y construye su intimidad.

Estos poemas nacen en el silencio de una habitación, pero la autora no está sola sino con escritores invitados a una fiesta por venir. Así, el libro se transforma en una prenda: un vestido negro con pespuntes rojos que, recostado sobre una cama, propone ser estrenado de improviso, como las palabras del cuerpo atravesado por la noche.

Tamara Domenech

 

Los dos mundos: Géminis vs. Géminis. Poeta ella y también la otra, que en nada y en todo se parecen, se mezclan y se desligan, como las flores de Maeterlinck. En Lado Géminis, entre postales y hojas de ruta, se puede vacilar ante espejos como un gato, ver ¬a una mujer contemplando el desfile del ayer, imaginar un futuro lleno de memoria. Virginia escribe lo indecible, lo que nunca habría dicho, el lado B, un estado sin medida, un yo llegando al otro estado, al de muerte y amor, donde sólo importa complacer la palabra.

Paula Oyarzábal

"-Ay, si sólo pudiera hallar un lugar nuevo
nunca antes explorado...-
Conformaba a los insectos
de sangre roja, anticuada
(y Rilke aconsejando
empezar desde adentro)."

                                   VJ

 

Este libro-viaje entrelaza lo más íntimo con lo social, lo pequeño con lo enorme, la búsqueda original en la lengua cotidiana con lugares revisados de la literatura clásica, y así logra una voz precisa y potente, profunda y prístina, que se atreve y a la vez se esperanza en intentar lo imposible, lo propio de la poesía, decir lo que no se puede, contar, otra vez, la travesía del amor.

Karina Macció

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